FÚTBOL DEL AYER: Marcelo Trobbiani

Foto: ARCHIVO

Nacido en Provincia de Santa Fe, Argentina, el 17 de febrero de 1955; Marcelo Trobbiani es recordado como un talentoso 10 ofensivo con mucha técnica y creatividad, ídolo de Boca Juniors, como campeón del mundo con Argentina en el 86. Convirtiéndose en uno de los grandes referentes del equipo que clasificó a la primera final de la Copa Libertadores de América con Barcelona de Ecuador.

Procedía del Cobreloa de Chile en donde hizo una gran temporada en el año 1989, pero con un borrascoso final al ser expulsado por agredir al árbitro. La suspensión de un año le permitió a Barcelona Sporting Club hacerse de los servicios de tan apergaminado jugador, ya que la sanción internacional era de apenas seis fechas.

Marcelo no tenía velocidad física, pero en cambio tenía una enorme velocidad mental para poner la pelota donde quería; hacer las pausas, disponer el buen juego en el mediocampo y asegurar en sus pies el balón.

Los primeros meses no fueron buenos, incluso hasta falló un penal en la definición en Santa Cruz ante Oriente Petrolero que luego Carlos Luis Morales se encargó de resolver; pero con el pasar de los partidos se fue acoplando al equipo hasta llegar a esos partidos de semifinales con River Plate de Buenos Aires, y luego en aquella final con Olimpia de Asunción, donde sacó a relucir todo el repertorio de gran maestro.

Su juego fue perfecto, dificílmente recuerdo a un jugador que haya jugado un partido en un nivel de máxima excelencia como lo realizó Marcelo Trobbiani. Le salió todo esa noche, condujo al equipo, habilitó con hermosos pases como aquel que le dió al ‘Matador’ Manuel Uquillas que terminó en la red, pero que el árbitro argentino Patricio Lostau, injusta y sospechosamente, lo anuló. Como si fuera poco, anotó el gol que ilusionaba a todo un país. Además, Barcelona poseía de mitad de cancha para arriba un plantel que le permitía lucir, los otros resolvían lo que él generaba.

No necesitaba hacerlo solo, porque además ya no tenía la velocidad ni los bríos para tomar la pelota y llevarse a todos los rivales, en cambio, poseía un enorme panorama de juego que le permitía triangular con dos jugadores muy técnicos en la mitad del campo como Marcelo ‘Colores’ Hurtado y David ‘Cholo’ Bravo, poner pases profundos a dos aleros rápidos y de rayas como Carlitos Muñoz y el ‘Loco’ Acosta, o llegar combinando con ambos cuando cruzaban en diagonal al área, así como Manuel Uquillas que era técnicamente muy dotado.

A mediados de 1991, se retiró de Barcelona, al no recuperarse de una lesión en un Clásico del Astillero, donde fue ovacionado por la hinchada que llenó en aquella ocación el estadio Monumental.

Como anécdota, fue parte de la selección argentina que ganó el Mundial de México en 1986, aunque solamente jugó los últimos tres minutos de esa gran final ante Alemania.

Por Jorge Novillo

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