EDUARDO «EL GORDO» DE MARÍA

Eduardo De María fue como futbolista, un gran volante de armado uruguayo pero ecuatoriano de corazón, su carácter explosivo lo mantenía al filo del reglamento; un gordito buena gente que bien podría en la cancha cantar esa famosa canción «la pinta es lo de menos». Y es que en efecto, no importaba su fisonomía de «regordete» si era uno de  los jugadores con mejor visión de juego, garra, temperamento y remate. Cuando el «gordo» pegaba al arco, sorprendía a cualquier portero, y cuando golpeaba a un rival era muy difícil que regresaran por su zona; hacía respetar el medio campo.

Llegó para el fútbol capitalino en 1969, pero su fútbol se quedó en Emelec, varios equipos contaron con sus servicios, entre ellos: América de Quito, LDU de Portoviejo, Patria y 9 de Octubre de Guayaquil; deportivamente nació en las filas del Peñarol de Montevideo. El «Gordo» De María siempre jugó al filo del reglamento, díscolo como ninguno, pero luchador y ganador por excelencia, bastaba que le hagan una mínima falta para que explotara en la cancha y saliera expulsado en jugadas sin mayor transcendencia.

El equipo que lo contrataba sabía que cuando al uruguayo no le salían las cosas iba a parar a los camerinos. Incluso, tiene un récord de tarjetas rojas en su país de una temporada, y qué decir durante sus años en el fútbol ecuatoriano. Como jugador fue un exquisito con la número cinco en sus botines, con un cintura elástica su entrega era total, el equipo que se lo llevaba sabía que lo iban a pelear o como mínimo ser protagonista.

En 1972 Eduardo Spandre no dudó de su juegó y lo llevó al Club Sport Emelec, en el que comenzó a ganar fama e idolatría, jugó un año en Manizales, Colombia, donde fue elegido el mejor volante del país con 14 goles. De María, tiene muchas anécdotas gracias al fútbol, como cuando agredió a su entrenador en LDU de Portoviejo, porque no le gusto el cambio o cuando le dio un puntapié al finado Elías Jácome (+) jugando para la Universidad Católica de Quito. Chocaba contra El Nacional y suspendieron a José Voltaire Villafuerte por un año calendario, acusado de ser el que le dio la patada a Jácome, cuando en realidad el que lo agredió fue De María. Además, comparte un consejo que le dio Alberto Spencer cuando lo quisieron nacionalizar y no lo hizo, él le decía que uno tiene que estar con su país hasta el día que muera.

De María siempre fue frontal, de esos personajes que no callan nada, y en la actualidad está radicado en la Península de Santa Elena, vive en Salinas y tiene un negocio de Parrilladas que le va viento en popa.

Por Jorge Novillo

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